El 17 de enero de 1954 a unas cuatro millas de la costa de la desembocadura del río Llobregat en la provincia de Barcelona, tuvo lugar el primer intento de récord de profundidad en inmersión con una escafandra autónoma en España. Este quedó establecido en -50 metros por los buceadores Luis María Puyó y Eduard Admetlla. Según relata Antonio Ribera en su obra Los Hombres Peces, Eduard Admetlla sufrió una narcosis (borrachera de las profundidades) justo al final del cabo donde quedaba establecida la marca de los -50 metros, Luis Puyó le intentó hacer volver en sí, y finalmente Admetlla pudo restablecer mínimamente sus sentidos y conseguir sacar su cuchillo y cortar el lastre.
Años más tarde Luis María Puyó recordaba aquella hazaña y anotaba que el verdadero récord lo obtuvo él, ya que Admetlla al cortar el lastre dejó caer su cuchillo que se fue al fondo y Puyó lo recuperó uno o dos metros más abajo.
Fuente: «Els Homes Peixos», Antonio Ribera, 1954 / Conversaciones con Luís María Puyó, 1994
Tres meses más tarde de la gesta de Luis María Puyó y Eduard Admetlla, concretamente el 21 de marzo de 1954, el buceador de Mataró, Joan Gimbernat, se sumergió en aguas de esta localidad alcanzando la profundidad de -68 metros, mejorando con diferencia la marca anteriormente citada. Gimbernat también pasó un mal rato debido a la narcosis sufrida en los últimos metros, pero logró subir a superficie gracias a la ayuda de su compañero el también veterano buceador de Mataró, Josep Maria Diamant.
Fuente: «Els Homes Peixos», Antonio Ribera, 1954
El 13 de abril de 1954 nace oficialmente el CRIS de Barcelona (Centro de Recuperación e Investigaciones Submarinas). Este fue creado tras una escisión del APS, por parte de buceadores que querían una entidad que solo se dedicara al buceo deportivo y a la investigación científica subacuática. Su primer presidente fue Clemente Vidal Solá, el que años más tarde sería el primer Director de la ENE (Escuela Nacional de Escafandrismo)
En mayo de 1954 se publica en España la versión traducida al castellano del «El Mundo Silencioso« de Jacques-Yves Cousteau. Para muchos aficionados al buceo, fue el libro que les empujó a adentrarse en este misterioso mundo y que les sirvió de referente para sus exploraciones submarinas. La obra, traducida por Antonio Ribera, narra las aventuras de los primeros años de la exploración submarina con escafandra autónoma del equipo de buceadores capitaneados por Cousteau.
El 19 de Junio de 1954 el español-monegasco Gerard Guignet obtuvo el récord mundial de descenso en apnea en aguas de Mónaco con una profundidad alcanzada de -30 metros. Se da la circunstancia que Guignet, socio del APS de Barcelona, asistía a los campeonatos del Mundo en calidad de espectador, en una competición en la que los franceses e italianos eran los mejores apneistas. Gerard Guignet quiso probar suerte y ante la mirada atónita de todos los participantes se llevó el campeonato y el primer récord mundial para un deportista español de actividades subacuáticas. Años más tardes recordaba cómo realizó aquel récord con unas aletas prestadas, ya que las suyas se le rompieron.
Fuente: «Guía Submarina de la Costa Brava», Antonio Ribera, 1956
El 28 de agosto de 1954 se celebra en Sestri Levante (Italia) el 1er Campeonato de Europa de Pesca Submarina, y por tanto la primera competición internacional oficial de esta modalidad. Dado que no había permiso para celebrar pruebas oficiales en España y por tanto se estaba en un período de interinidad ante esta situación, la Federación regional de Baleares solicitó acudir a dicho campeonato de Europa en representación de España, siendo admitida tal solicitud. No obstante al equipo balear formado por Mairata, Bonet, Pol, Ballester y Moyá le acompañaron los deportistas catalanes Escolá, Prieto, Pagés y Font. El resultado fue espectacular para la selección nacional al vencer en la clasificación por naciones el equipo formado por Antonio Mairata, Mariano Bonet y Pol. Además, Antonio Mairata obtuvo el tercer puesto en la clasificación individual y quinto Mariano Bonet. Fue este sin duda el primer éxito español a nivel internacional de nuestro deporte y un hecho histórico que cambiaría el futuro de la pesca submarina en España.
Como consecuencia del éxito deportivo obtenido en el Campeonato de Europa de Pesca Submarina, se acelera la resolución de la prohibición de los campeonatos en España, y en septiembre de 1954 se permiten nuevamente las competiciones de pesca submarina tanto de carácter nacional como regional, sujetas eso sí a una nueva reglamentación mucho más estricta, en lo referente al aspecto médico, que la existente en 1949 previa a la prohibición. En concreto se establece que ”Los afiliados de las sociedades, secciones o grupos federados de pesca submarina que funcionan en las condiciones de control técnico determinado para adquirir la aptitud legal indispensable que les permita tomar parte en competiciones oficiales o sociales de la expresada especialidad estarán indefectiblemente en posesión de la Ficha médica reglamentaria que se instituye al referido efecto.”
Y se añade “no obstante la posesión de la ficha médica precisa para participar en competiciones sociales, nacionales o internacionales de pesca submarina, inmediatamente antes de realizarse la competición propuesta en cada caso, se procederá a realizar un examen médico de los concursantes para asegurarse eficientemente de que estos continúan en las condiciones de aptitud física indispensable, sin cuya seguridad absoluta serán rechazados quienes por causas permanentes o circunstanciales hayan perdido esta aptitud”
Fuente: Boletín de la Delegación Nacional de Deportes de F.E.T. de las J.O.N.S. Extracto Javier Mendoza Alonso
El 24 de septiembre de 1954 llegaba al puerto de Rosas (Girona) el mítico Calypso, capitaneado por el Comandante Jacques-Yves Cousteau. Al día siguiente fondeaba en las Islas Medas junto al pueblo de L’Estartit (Girona), en el que tuvo contacto con los buceadores del CRIS. Junto a ellos exploró las misteriosas cuevas y túneles de las Medas. El equipo de buceadores, por orden de Cousteau, fue dirigido por Joan Gimbernat al cual nombró como jefe de grupo para las inmersiones. Antonio Ribera, traductor de las primeras obras de Cousteau y prolífico escritor de libros y novelas sobre el mundo submarino estuvo presente durante la visita del Calypso e inmortalizó algunos momentos del acontecimiento.
Fuente: «Guía Submarina de la Costa Brava», Antonio Ribera, 1956
Otro club histórico nace en 1954, el CEVAS, Club Excursionista Vizcaino de Actividades Subacuáticas con sede en Bilbao, fue el primer club de Euskadi y de todo el Cantábrico. Fundado por el legendario Juan Marra, fue promotor de las disciplinas subacuáticas por todo el País Vasco.
El 10 de diciembre de 1954 se publica el primer manual de buceo editado por un autor español, Clemente Vidal Solá, fundador del CRIS de Barcelona y Director de la Escuela Nacional de Escafandrismo. El título de este manual es «Hombres de otro mundo – Manual del submarinista«. Posteriormente se hicieron dos ediciones ampliadas en 1960 y 1973 solo que en estas se cambió el título por «Manual del Escafandrista» ya que según el propio autor, la palabra submarinista era más acorde con la tripulación de los submarinos.
En el manual existen algunas curiosidades como desempañar la máscara con algas marinas o pedazos de patata, llevar bolsas para «la cosecha», no llevar el tubo en la máscara por estética o limitar las inmersiones por riesgo de intoxicación por oxígeno a -80 metros como máximo. Además explica muy detalladamente el funcionamiento del regulador Nemrod Snark III, la saturación de los tejidos, las cámaras y cartuchos hiperbáricos teniendo en cuenta las tablas del G.R.S. francés. Finalmente relata una aventura submarina en aguas de las Islas Columbretes con sus compañeros del CRIS. En la edición de 1973 se incluye también el reglamento de la Escuela Nacional de Buceo Autónomo Deportivo y los exámenes y pruebas para la obtención de los títulos oficiales.
También en 1954 se publica «Els Homes Peixos» de Antoni Ribera. Un pequeño libro perteneciente a la Biblioteca Selecta de la editorial del mismo nombre en el que el prolífico autor relata, en catalán, las hazañas de los pioneros del buceo y la pesca submarina en Cataluña. Años más tarde, Ribera publicaría la misma obra en castellano. En el libro se detallan curiosidades como la escafandra fabricada por Eduard Admetlla